Es frecuente ver en las calles de
nuestras ciudades a personas tendiendo la mano o clavados de rodillas recitando
como una letanía :“dame para una barra de pan” , “
dame para comprar un bocadillo”. O con
carteles al lado en los que las variantes son pocas “estoy en paro”- “ yo pido
no robo” - “dame una ayuda para mis hijos”- “llevo tres años en el paro”-”no
tengo para comer”.Todas ellas tienen un objeto al lado en el que poner las monedas
que cada cual tiene a bien depositar allí y una bolsa para poner los alimentos que reciben de los viandantes.
Hasta aquí un retrato de situación
que no se veía en España desde los años 50.
Las personas que vemos es tan
variada como nuestra sociedad, son gentes que hasta hace poco vivían sin lujos
pero no les faltaba comida en la mesa. Hoy dependen de la caridad de personas e
Instituciones.
Pero aparece un matiz dentro de
la pobreza.
Se empiezan a ver carteles con
una distinción: “Dame una ayuda yo soy
100% español” y parece que funciona.
He observado que estos carteles
se repiten cada vez más en diferentes ciudades queriendo marcar clases sociales dentro de la pobreza: la del “100% español”
frente a “los otros, los inmigrantes” sobre los que también se abaten las
carencias que atenazan a nuestra sociedad.
¿Aparecerá la clase social del
“50% español” o la del “25% español”.?
Siguiendo esta escalada ¿habrá que demostrar para poder acceder a un puesto de trabajo mal
pagado tener ocho apellidos españoles?
La necesidad es lo que nos iguala en estos duros momentos y la solidaridad se debe ejercer sin
entender de credos o nacionalidades.
No extendamos la xenofobia también entre las
personas más necesitadas aprovechando la coyuntura. Ellos , los inmigrantes, no son los culpables
de nuestra pobreza, la sufren también.