jueves, 12 de marzo de 2009

EL LIBRO DE LA VIDA

Pocas veces nos paramos a pensar acerca de nuestra familia. ¿Cómo se conocieron mis bisabuelos? ¿Qué vida llevaron? ¿Viajaron a algún sitio? Y mis tatarabuelos ¿Cómo eran? ¿Qué sueños tenían? ¿Qué les gustaba?
No siempre tenemos una persona para contarnos quiénes fueron, lo que deseaban, dónde y cómo vivieron, qué pensaban de la vida, de las cosas …ni testimonio gráfico al que remitirte por aquello tan humano de ¿a quién me parezco? cuando no encuentras parecido físico en los más inmediatos.
Me remonto a bisabuelos y tatarabuelos porque por ley natural son los que antes perdemos y los más desconocidos, pero a veces nuestros más inmediatos, los padres, desaparecen antes de que tengamos tiempo de preguntarles, de conocerlos. También podemos encontrarnos con lo más antinatural, la pérdida de los hijos que ya no estarán, que desaparecerán en el recuerdo de unos pocos y nadie dará testimonio de su vida en el tiempo.
Bien pues en algunos países de África, donde predomina la tradición oral, el padre y la madre ( a veces sólo uno de ellos) para preservar la historia familiar van anotando los hechos que acontecen en su vida en cuadernos que guardan y apilan, continuando los que les fueron legados por sus antepasados. Es su herencia y la herencia de sus hijos.
De estos cuadernos hacen tantas copias manuales como hijos tienen para que sepa cada uno la historia familiar, que sepan de dónde vienen y ellos a su vez siguen escribiendo y pasando copias a cada uno de sus hijos, o sea pasan el testigo.
Me parece una hermosa forma de conocer los orígenes y aportar la propia historia a la ya escrita por generaciones. Lo llaman EL LIBRO DE LA VIDA .
Sería buena idea iniciar nuestra propia historia, nuestro Libro de la Vida.